La posmodernidad a diferencia de la modernidad, es el contra de aquellas cosas que se trataron de realizar ordenadamente, entiendo por esto que es una forma de rebeldía, de diferencia, identidad, desafío, trayendo consigo nuevas sensaciones y nuevas ideas. La posmodernidad solo quiere vivir el presente, hacer cosas inusuales desafiar los miedos y las reglas, liberar su mundo y cambiarlo de una manera loca bien sea en la forma de vestir, de hablar etc. No quiere decir que las culturas giraran y tendrán matices, lo que quiero decir es que en cada sociedad del mundo hay comunidades formadas en torno a la posmodernidad, comunidades que dicen que las creencias deben ir fuera y que tiene su propio modo de vivir, comunidades que emprenden una gira a revelarse a la línea de las sociedades, creando un estilo de vida poco convencional.
“Ante todo, hablamos de posmoderno porque consideramos que, en algún aspecto suyo esencial, la modernidad ha concluido”[1]
El movimiento moderno resulto ser un fracaso en cuanto a las intenciones de modificar los ámbitos del arte, la cultura, entre otras ramas que aún permanecen firmes, respaldadas por la fuerza que ha tenido la posmodernidad desde el siglo pasado entre los setentas y ochentas, y más aún en la actualidad, donde los altos índices de rebeldía se muestran en los muros de una calle, en el grupo de rock y sus notas musicales que dejan mensajes escondidos y que llegan a nuestros oídos dando a conocer nuevos ideales de libertad, también en las letras de un escritor que decide manifestar su descontento con algo, incluso con una hormiga que decide no seguir a las demás y quiere conseguir su alimento por un lado diferente.
El pensamiento posmoderno ha sabido captar una sensibilidad que recorre la reflexión de todo nuestro siglo. Se le puede llamar “la revuelta contra los padres del pensamiento moderno” (Descartes, Locke , Kant e incluso Marx).
Esta sensibilidad deambula ya, no sólo por la cabeza de los pensadores posmodernos, sino por el pluralismo de sub-culturas de nuestro momento, por la pérdida de peso de las grandes palabras que movilizaron a los hombres y mujeres de la modernidad occidental (verdad, libertad, justicia, racionalidad), por el desencanto, en suma, ante nociones como la razón, la historia, el progreso o la emancipación.[2]
La posmodernidad se ve incluso en cada familia, un ejemplo de ello es como cuando un padre le dice a sus hijos que esto o aquello no se debe hacer, pero que aquellos chicos ven en su interior la necesidad de hacerlo; Puede ser simple curiosidad, pero la fuerza que lleva a que hagan lo contrario, es simplemente parte de la posmodernidad que tenemos cada uno y con la que hemos crecido.
En ocasiones ignoramos las reglas, porque vemos que hacer cosas poco comunes nos agrada, nos hace sentir diferentes y nos distingue de los demás.
“La postmodernidad ofrece una vida tranquila, emociones suaves, todo es sin dolor, sin drama, sobrevolando la realidad.”[3]
[1] VATTIMO, G [et. al.] En torno a la posmodernidad, Barcelona, Anthropos [2da edición], 2003, p 9.
[2] VATTIMO, G [et. al.] En torno a la posmodernidad, Barcelona, Anthropos [2da edición], 2003, p 21.
[3] AVOAL, Joselin La adolescencia en la postmodernidad [en línea]. Obtenida el 20 de marzo de 2011, de http://www.monografias.com/trabajos/adolpostmoder/adolpostmoder.shtml
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